jueves, 11 de septiembre de 2014

11 de Septiembre.


Ante los primeros bombazos, el hijo de la nana se cagó en los pantalones.
Me subí a la artesa que ahora se llama lavadero para ver mejor el humo que a lo lejos salía de la Moneda. Los aviones pasaban y el ruido y los balazos y mi mamá que llega de su escuela gritando que al suelo, que los posters de Fidel, los libros y los discos del Quila a una hoguera en el patio, y rápido que están allanando.

Vendrán días en que no podremos salir, en que mientras afuera en la población de pacos jubilados algunos celebran, el miedo se instalaría para siempre, enquistándose. A cortarse el pelo niños, a marchar cada lunes, cada septiembre, cada inauguración de plazas, entregas de llaves de casitas, izando la bandera una y otra vez . Y mis compañeros que vienen del Mapocho diciendo que había muertos flotando...